sábado, 15 de diciembre de 2018

COLEGIALA ... mi fantasía predilecta

Coqueta, audaz, inalcanzable, juguetona, dueña del mundo, temperamental, alegre, chica mala, niña inocente, ingenua y peligrosa... 

Colegiala de cortísimos uniformes que luce a plenitud sus piernas tersas y provocadoras, sin tapujos, ya sea sentada en una banca o al caminar hacia el colegio, cual insignia brillante y atrayente de su condición de estudiante adolescente...

Que sin miramientos desata, divertida, las más locas fantasías que despiertan esa exposición insolente y provocadora.

Es eso mismo lo que deseo sentir cada vez que me transformo en una de ellas... 

Meterme bajo esa piel de exuberante juventud y sensualidad en bruto...

Para enloquecer a transeúntes desprevenidos, a profesores circunspectos que miran de reojo,... y a compañeros de curso dominados por hormonas cargadas de urgente tetosterona...

Todos y cada uno deseosos por disfrutar en primera persona la tersura palpitante de mi vulnerable condición de niña-mujer.

Esa  noche me vestí, y sentí, como una dulce y coqueta colegiala, mi mayor fantasía. El uniforme me quedaba muy ajustado y me hacía lucir sexy y juvenil.

Una exquisita experiencia de transformismo que me hizo sentir de vuelta al colegio... esta vez como una bella chica.



CARLA

Y para terminar por hoy, les comparto estos inspiradores videos:



Disfruten también mi álbum en Facebook: COLEGIALA... mi fantasía favorita

sábado, 1 de abril de 2017

Adrenalina en Rojo y Negro

Cuando comencé mi transformación a Carla ya era muy tarde: las 22:30 horas. Mi lado masculino estaba tan cansado por esa ardua semana de trabajo que casi llegué a mi jardín secreto por inercia. Pero había fantaseado toda la semana sobre este momento... y no estaba dispuesto a dejarlo pasar.

Intuía que tan sólo debía comenzar y poco a poco la magia se iría manifestando en mi cuerpo y en mi mente.



Y así ocurrió en efecto. Comencé lentamente y sin apuros. Primero modelando cuidadosamente mi cuerpo, y luego vistiéndome con la tenida con la que me había fantaseado: sugerente y exquisita ropa interior, vestido mini negro, calzas de lycra rojas, bucaneras negras enfundadas en mis botas de taco alto, debajo una camiseta de lycra trasparente negra y sobre ella un suéter rojo y cinturón ancho para acentuar mi cintura, y los infaltables accesorios: aretes, collares, anillos y pulseras.


Finalmente mi peluca de cabellos oscuros y el maquillaje cuidadoso y sensual hicieron el resto. Ya era Carla otra vez, la sensual y audaz Carla... de mente y cuerpo.


Fascinada, comencé a fotografiarme frente al espejo una y otra vez, reafirmando en cada pose mi floreciente lado femenino... como si el tiempo no hubiera transcurrido desde el mes pasado cuando me transformé la última vez en ella.


Como a la 4:30 de la madrugada sentí el fuerte impulso de ir al Diva's Club,... aunque era tarde y lo más probable era que no encontrara a nadie por allá.


Pero, ¿saben? lo que realmente me motivaba era irme en un radiotaxi a esas horas de la noche. Esta vez me sentía tentada de portarme un poco más audaz con el conductor: estaba decidida a sentarme adelante, a su lado, y no en el asiento de atrás como las otras veces.


Me animé y llamé por teléfono para que me vinieran a buscar. El corazón me latía fuertemente ante mi pretendida audacia. Al rato sonó el celular del conductor avisándome que me esperaba a la puerta. Cerré todo y bajé cuidadosamente las escaleras. Abrí la puerta de calle asomándome con mucha sensualidad, pero no menos que la que manifesté mientras le echaba llaves de espaldas al conductor (al tiempo que pensaba si me animaría a cruzar por delante de él... hasta la puerta del asiento que daba a su lado).


Sin pensarlo más lo saludé con una sonrisa y caminé como una gata sensual hacia mi objetivo.

El me observó toda, desde que comencé a caminar muy femenina desde la puerta de la casona hasta cuando pasé delante de él hacia la puerta delantera de su auto, la que daba hacia el centro de la calle.


Mientras abría los vehículos al pasar me hacían sonar sus bocinas. Tal vez mi minifalda estaba realmente muy corta y no era buena idea sentarme al lado del conductor. Sin embargo la adrenalina fue más fuerte que mis temores, abrí completamente la puerta, me senté a su lado, y haciendo uso de mi mejor voz femenina le indiqué la ruta: Manuel Montt con Sucre, tomando por Santa Isabel.


Pero él fue muy correcto y me hizo sentir cómoda y relajada, por lo que me animé a preguntarle respecto de su trabajo mientras conducía. Me respondió amablemente tratándome como a una dama en todo momento. Sin embargo no perdí oportunidad de mostrarle sutilmente, y por momentos con audacia, la belleza de mis piernas enfundadas en las leggys rojas... apenas tapadas en su nacimiento por la cortísima y ajustada minifalda negra.


El me observaba de reojo, por lo que me sentía muy deseable, frágil y femenina. La sensación era realmente exquisita, plena de adrenalina.


Llegamos (snif!). Le pagué, me despedí con dulzura y con sutil coquetería... y él con mucha cortesía. Crucé la calle caminando cadenciosamente delante de su vehículo, regalándole a plenitud mi figura femenina iluminada por las luces de auto. Fue una experiencia emocionante que me hizo sentir toda una mujer.

Pero la aventura recién comenzaba.

Adentro había poca gente entre varones y chicas TV. Pero todos ellos muy agradables. Me reconocieron de inmediato y me hicieron posar varias veces admirando mis bien logradas curvas.


Pía Montero, nuestra bella y amable anfitriona, no se convencía que en tan poco tiempo yo hubiera logrado un cuerpo así, olvidando quizás por unos instantes que soy una transformista, y que como tal tengo muchos recursos a la mano para plasmar mis fantasías, pues no se trata solo de vestir prendas femeninas... sino que también saber esculpir el cuerpo para la ocasión a fin de lucirlas como toda una mujer.


Pedí un trago y me senté junto a ellos cruzando sensualmente mis torneadas piernas femeninas mientras conversábamos animadamente de estas cosas y de todo un poco.


En eso se me acerca Kathy, una simpática y entusiasta chica TV que había conocido por Facebook, quien me pidió que nos tomáramos fotos. Nos entretuvimos bastante durante un buen rato. Luego, como ambas vivíamos en pleno barrio 10 de Julio y ella andaba en su auto, me convenció que nos fuéramos a tomar fotos a la calle, por nuestro sector.


Me encantó la idea, así que nos despedimos amablemente de todos y nos lanzamos a la aventura nocturna de la intemperie, la adrenalina pura y la emoción. Posamos y caminamos sensualmente en las calles y esquinas solitarias de nuestro barrio pecaminoso...


... sintiéndonos como si fuésemos aquellas muchas chicas travestis que a esa hora ofrecían, como cada noche, sus hermosos y deseables cuerpos al mejor postor.





Finalmente me dejó a la puerta de mi casona antigua donde arriendo una pieza a la que llamo "mi Jardín Secreto", la que ustedes aprecian en las fotografías (chiquita pero cómoda, completamente adaptada a mis fantasías de mujer).


Nos despedimos con esa complicidad de quienes sienten que han compartido a concho sus más íntimas fantasías callejeras,... y subí las escaleras hacia mi cuarto.


Lo hice acompañado de un vecino de habitación que me conocía en esta faceta, que a esa hora estaba en la puerta contemplando la noche, y a quien le pedí que subiera conmigo para que me fotografiara a su antojo a cambio de un trago y agradable conversación. Lo hizo gustoso y motivado (aunque quiero pensar que por mis encantos... más que por ese trago).


Esas últimas fotos, las más sensuales de la noche...  se las mostraré en una próxima entrada.

CARLA