Coqueta, audaz, inalcanzable, juguetona, dueña del mundo, temperamental, alegre, chica mala, niña inocente, ingenua y peligrosa...
Colegiala de cortísimos uniformes que luce a plenitud sus piernas tersas y provocadoras, sin tapujos, ya sea sentada en una banca o al caminar hacia el colegio, cual insignia brillante y atrayente de su condición de estudiante adolescente...
Que sin miramientos desata, divertida, las más locas fantasías que despiertan esa exposición insolente y provocadora.
Es eso mismo lo que deseo sentir cada vez que me transformo en una de ellas...
Meterme bajo esa piel de exuberante juventud y sensualidad en bruto...
Para enloquecer a transeúntes desprevenidos, a profesores circunspectos que miran de reojo,... y a compañeros de curso dominados por hormonas cargadas de urgente tetosterona...
Todos y cada uno deseosos por disfrutar en primera persona la tersura palpitante de mi vulnerable condición de niña-mujer.
Esa noche me vestí, y sentí, como una dulce y coqueta colegiala, mi mayor fantasía. El uniforme me quedaba muy ajustado y me hacía lucir sexy y juvenil.
Una exquisita experiencia de transformismo que me hizo sentir de vuelta al colegio... esta vez como una bella chica.
CARLA
Y para terminar por hoy, les comparto estos inspiradores videos:
Disfruten también mi álbum en Facebook: COLEGIALA... mi fantasía favorita